El cáncer infantil es una realidad que enfrentan muchas familias en todo el mundo. Afortunadamente, la investigación en medicina ha abierto la puerta a nuevas opciones para luchar contra esta enfermedad y ha mejorado notablemente sus tasas de supervivencia. Hoy hablaremos de los principales tratamientos para el cáncer infantil con el objetivo de ayudar a comprender mejor qué opciones existen. Recuerda que esta es una información general que en ningún caso reemplaza los consejos médicos. Los profesionales sanitarios serán siempre los que deban tener la última palabra a la hora de decidir qué tipo de tratamiento es el más adecuado en cada caso.
¿Qué es un plan de tratamiento contra el cáncer?
Cuando hablamos de un plan de tratamiento para el cáncer nos referimos a un enfoque integral, diseñado por un equipo multidisciplinar de profesionales de la salud, para abordar la enfermedad de la forma más efectiva posible. Este plan debe estar adaptado a las necesidades individuales de cada niño o niña y puede incluir una combinación de los diferentes tipos de tratamientos que te explicaremos más adelante en este post.
Las opciones más recurrentes para tratar el cáncer en la infancia
Lo primero que debemos dejar claro es que existen diferentes tipos de cáncer en la infancia y no todos se tratan con las mismas estrategias. En los hospitales donde se trata el cáncer infantil se cuenta con Protocolos de tratamiento, específicos para cada uno de los tumores, especialmente los más prevalentes en la infancia. Para el diagnóstico de los pacientes con cáncer debe de hacerse con consentimiento informado, donde se explica a los progenitores y pacientes toda la información concerniente al tratamiento y a determinadas técnicas diagnósticas. Los padres deben leer dicha información y firmar los documentos en caso de estar de acuerdo.
El tratamiento del cáncer pediátrico se basa en los siguientes tratamientos más recurrentes.
Cirugía
La cirugía es el método más empleado para aquellos tumores pequeños y localizados en un lugar específico. A grandes rasgos, consiste en la extirpación local del tumor. Puede hacerse con dos objetivos: intentar extirpar todo el tejido tumoral y obtener una muestra de tejido tumoral para hacer estudios y establecer el diagnóstico.
Es importante que la cirugía sea realizada por un equipo experimentado en oncología infantil para garantizar los mejores resultados posibles y minimizar el riesgo de complicaciones. En el caso de los niños y niñas, estos procedimientos suelen realizarse bajo anestesia general. Como efectos secundarios de la cirugía en el postoperatorio podemos encontrarnos dolor o molestias, complicaciones derivadas de la anestesia y de las heridas quirúrgicas.
Quimioterapia
Se basa en la administración de fármacos que actúan sobre la reproducción celular. Las células cancerosas tienden a multiplicarse de forma anormal y a veces muy rápidamente. El empleo de estos medicamentos impide o frena esta proliferación y puede conseguir la desaparición o una gran reducción del volumen tumoral y eliminar las células residuales que pueden estar en el organismo aún después de la extirpación del tumor.
Para destruir las células cancerosas, la quimioterapia utiliza medicamentos que pueden administrarse por vía oral, subcutánea, intravenosa, intramuscular o intratecal. Aunque son susceptibles de complicaciones, estos sistemas permiten la administración de la medicación sin deteriorar las finas venas periféricas.
Dependiendo del fármaco y del tiempo que se necesite para su administración, esta se realizará en el hospital de día, en domicilio o permaneciendo el paciente ingresado durante algunos días. Puede utilizarse como tratamiento único o en combinación con otros tratamientos, como la cirugía y la radioterapia. En cualquier caso, su duración dependerá de nuevo del tipo de cáncer y de cómo responda.
Algunos efectos secundarios del tratamiento son las náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, pérdida de cabello y fatiga. También existen algunas medidas para disminuir estos efectos secundarios.
Radioterapia
La radioterapia, por su parte, utiliza rayos X para destruir las células cancerosas e impedir la división de estas células, que se reproducen rápidamente. En la infancia y adolescencia puede utilizarse como parte del tratamiento de tumores cerebrales, de médula espinal, neuroblastoma, linfomas, algunos sarcomas, leucemias con afectación del sistema nervioso, así como formar parte del trasplante hematopoyético conocido como trasplante de médula ósea. Existen dos tipos: la radioterapia interna o braquiterapia (aplica la radiación dentro de la zona tumoral) y la radioterapia externa o teleterapia (se aplica sobre la piel que está por encima del tejido que se quiere irradiar).
Durante la radiación, el paciente debe estar quieto y solo y no notará ninguna sensación.
Sus efectos secundarios a corto plazo son náuseas, vómitos, cansancio o irritación de la piel y suelen aparecer varios días después de recibir el tratamiento. A largo plazo hay casos en los que la radioterapia puede causar problemas de fertilidad, fibrosis pulmonar, segundos tumores, problemas de crecimiento o neuropsicológicos.
Trasplante de médula ósea
Se trata de un tratamiento médico que reemplaza la médula ósea dañada por células sanas. Sirve para restaurar las células progenitoras de la sangre después de haber recibido quimioterapia o radioterapia para el tratamiento del cáncer infantil (leucemias, linfomas, neuroblastomas…etc).
Entre los tipos, podemos distinguir entre otros:
- Trasplante autólogo donde se utilizan las células madre del propio paciente.
- Trasplante alogénico, en el que el donante de médula ósea es del mismo tipo genético que el niño o niña que padece la enfermedad, ya sea familiar u otra persona compatible.
Otros tratamientos para el cáncer infantil
Inmunoterapia
El enfoque innovador de la inmunoterapia se basa en utilizar el sistema inmunológico del propio cuerpo para combatir el cáncer.
Algunos tipos de inmunoterapia han demostrado ser muy eficaces en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer infantil. No obstante, puede no ser adecuada para todos los pacientes.
Gracias a los avances en el diagnóstico y el tratamiento, la mayoría de niños y niñas con cáncer pueden superarlo y llevar una vida larga y saludable. Es fundamental una buena comunicación y un consejo adecuado por parte del equipo médico para que las familias puedan tomar la mejor decisión a la hora de afrontar esta enfermedad.
Desde ASANOG seguiremos trabajando para desarrollar y gestionar iniciativas relacionadas con la atención sanitaria a la infancia y adolescencia con cáncer. Si quieres sumarte a nuestra causa, solo estás a un clic de colaborar.